El régimen de Monotributo está en el ojo de la tormenta. El Gobierno lo tiene apuntado porque presume que hay una gran cantidad de inscriptos que lo usa para encubrir una operatoria económica mayor a la declarada. Por eso, en los últimos días salieron de la usina oficial de medidas impositivas varias propuestas para hacerlo más restrictivo y de inmediato generaron polémica.
Pero no todas son malas noticias para los monotributistas. Hay una medida que la AFIP no anunció pero ya está aplicando: las recategorizaciones de oficio que debían empezar a aplicarse desde mitad de octubre último se postergaron hasta enero, según pudo averiguar Ámbito Financiero.
De esta forma, la AFIP ofrece una tregua a todos los inscriptos que quedaron bajo sospecha porque tras la última recategorización voluntaria (que cerró el 5 de octubre) no lograron justificar su nivel de gastos realizados con tarjeta de crédito con la facturación declarada.
Así, de hecho los que están «en capilla» tendrán una segunda oportunidad para regularizar su situación antes de aparecer en los listados de excluidos que se publican mensualmente en el Boletín Oficial. En enero habrá un nuevo reacomodamiento general de inscriptos, ya que comenzarán a regir los nuevos valores de pago mensual y las franjas por categoría. Todas las cifras actuales se ajustarán un 28%, tal como surge de la aplicación de la fórmula que se utiliza también para actualizar las jubilaciones. Este es el porcentaje determinado para 2017, que se ubica unos 3 puntos por encima de la inflación del año.
Así, en los primeros días de 2018 habrá una nueva oportunidad de cambiar de categoría, en función de las nuevas escalas y cuotas (ver nuevas tablas proyectadas).
Y a partir del 20 de enero (de no mediar alguna postergación adicional) la AFIP cargará con todo el peso fiscalizador sobre quienes no puedan justificar con sus ingresos los montos totales de gastos realizados con medios electrónicos de pago.
En esos casos, a los montos consumidos por el monotributista que presta servicios se le cargará un 20% para determinar su nueva categoría, o su exclusión del régimen, según sea el caso. Si se trata de monotributistas que venden bienes, el recargo será de 30%.
En la recategorización que venció el 5 de octubre, hubo 1,7 millón de contribuyentes que ejercieron opción. Hubo 1,1 millón que mantuvieron la misma categoría. Y casi 600.000 cambiaron. Entre estos últimos, el 85% cambió a una categoría más alta y el restante 15% pasó a una más baja. A pesar de que la AFIP elogió el nivel de participación de inscriptos, sigue detectando un alto grado de inconsistencias entre gastos e ingresos. Por eso, en el organismo decidieron ofrecer la segunda oportunidad mencionada antes.
A partir de ahora sólo quedó la posibilidad de confirmar la categoría vigente, que es lo que deben hacer los inscriptos en las categorías B y C antes del 20 de noviembre. Y la categoría A deberá hacerlo antes del 20 de diciembre, último plazo de no mediar alguna postergación.
En los últimos días hubo medidas complementarias. Desde el 1 de este mes se extendió a todas las categorías la obligación de pagar la cuota mensual por medios electrónicos. Ya no corre el efectivo para nadie. Por otro lado, se amplió hasta el 20 de diciembre el plazo para registrar un domicilio fiscal electrónico para recibir noticias de la AFIP sin margen para excusas del tipo «no me enteré» o «no me llegó». A quienes no se adhieran se les bloqueará la constancia de Monotributo.
En tanto, el Gobierno sigue estudiando la idea de poner un tope patrimonial para estar en el régimen (ver nota aparte), aunque no integraría la reforma impositiva.
Fuente: Ámbito Financiero (Jorge Velázquez)