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Los contadores no tenemos la culpa

los contadores no tenemos la culpa

Es públicamente conocida la historia de la emprendedora Mercedes Berisso, dueña de Deco La Merced, quien publicó en sus redes sociales su malestar por haber sido excluida del Monotributo.


Es públicamente conocida la historia de la emprendedora Mercedes Berisso, dueña de Deco La Merced, quien publicó en sus redes sociales su malestar por haber sido excluida del Monotributo.

La mujer, quien es monotributista, pasó a contraer una deuda de $ 700 mil con la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) por excederse en $ 400.- en el valor de venta unitario de unos de sus productos.

Como bien sabemos, el régimen simplificado tiene como uno de sus parámetros para permanecer en el un precio máximo unitario de venta para quienes se dediquen al comercio.

No me voy a detener en repetir la historia que ya se hizo viral y de público conocimiento en grandes medios nacionales pero si quiero destacar lo indefensa y vapuleada que sigue siendo nuestra profesión.

Por citar un ejemplo, el sitio cordobés «LA VOZ» titula su nota diciendo «La historia de la monotributista que por un error de su contadora ahora le debe $ 700 mil a la Afip».

En la nota se agrega que desde la Afip informaron que funcionarios del organismo se comunicaron con Berisso, le dieron asistencia y le detallaron los pasos correspondientes para atender su situación. Además, le señalaron que tiene la posibilidad de pagar su deuda en un plan hasta 10 años, pero la emprendedora les hizo saber que ni siquiera puede pagar $ 700 mil por un error de su contadora en un plazo de tantos años.

Y este es solo un ejemplo por no citar cientos.

Siempre la culpa es del contador. No importa el contexto, no importan los motivos, no importa si el contribuyente hizo las cosas bien o mal. No importa si la contadora que supuestamente mal asesoró a esta mujer le dijo en forma correcta que debía presentar un descargo tal como lo exige la ley el decreto reglamentario del régimen. La culpa de todo es de la contadora. La culpa de todo siempre es de los contadores.

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Y por supuesto, esa afirmación es tremendamente falsa e injuriante. 

Primero porque no sabemos el contexto de la relación asesor-cliente entre la colega en cuestión y la mujer emprendedora.

Segundo y no menos importante, desconocemos absolutamente que tipo de asesoramiento le brindaba, tenemos todos muy en claro que la mayoría de los monotributistas consultan una vez para darse de alta y luego siguen su camino sin sospechar que habrá más piedras de las imaginadas en el recorrido impositivo. Pero nadie los obliga a contratarte para que los asesores y acompañes mensualmente.

Y tercero, porque los contadores no tenemos la culpa.

Los contadores no tenemos la culpa de trabajar atados a un sistema tributario perverso y mal diseñado por donde se lo mire.

Los contadores no tenemos la culpa que no haya un sistema intermedio entre el monotributo y el régimen general que amortigüe las caídas como la de este caso.

Los contadores no tenemos la culpa de soportar las embestidas y agresiones del fisco y sus representantes para con nuestra profesión.

Los contadores no tenemos la culpa de que la AFIP fomente día tras día el «hágalo ud mismo» y cada vez con más ahínco y énfasis.

Los contadores no tenemos la culpa de que el cliente escuche nuestros consejos pero no los ponga en práctica «porque y total que me puede pasar» o «y bueno que vengan a buscarme, yo eso no voy a pagar».

Los contadores no tenemos la culpa que la AFIP exija el cumplimiento de la Ley para con todos los contribuyentes sin importar cuan chico o grande es.

Los contadores no tenemos la culpa de que un régimen que se dice simplificado sea más dificultoso que cualquier otro.

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Los contadores no tenemos la culpa que ni el Estado en general ni la AFIP en particular se nieguen a tenderles una mano a los contribuyentes más frágiles y mas expuestos.

Los contadores no tenemos la culpa de asesorar en pos de hacerle cumplir al contribuyente con lo que dice la Ley.

Y al mismo tiempo me pregunto:

¿No sabía esta mujer siendo emprendedora que para permanecer en el régimen simplificado hay que controlar los precios máximos unitarios de venta?

¿No sabía esta mujer los riesgos que corría si sucedía lo que sucedió?

¿No sabía esta mujer como manejarse su propio monotributo si es tan simple y atractivo para los pequeños contribuyentes y emprendedores?

Probablemente la respuesta a estas preguntas sea «NO».

Y por eso, la culpa no es de los contadores, la culpa es que nadie, ni siquiera los Gobiernos de turno, le hacen caso a los contadores.


 

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