El documento sobre la futura reforma tributaria plantea una redefinición profunda del Monotributo: límites más estrictos, eliminación de categorías altas y un esquema gradual para que los contribuyentes puedan pasar al régimen general sin el “salto al vacío” actual.
La reforma tributaria en análisis propone una transformación de fondo del Régimen Simplificado para Pequeños Contribuyentes (Monotributo), con el objetivo de reducir distorsiones, mejorar la progresividad y facilitar el paso hacia el régimen general. Según el documento, el Monotributo fue desvirtuado con el tiempo y hoy agrupa a más de 3 millones de contribuyentes, muchos de los cuales no encajan en el perfil original del régimen.
La propuesta central es acotar el Monotributo únicamente al Monotributo Social y a las categorías más bajas (A, B y C), reservándolo para personas con muy baja capacidad contributiva. Para el resto, el informe sugiere crear un “puente razonable” hacia el régimen general, con beneficios transitorios y un esquema de transición que evite el salto abrupto entre sistemas.
Entre las alternativas analizadas se incluye una alícuota fija del 10% sobre la facturación, aplicable hasta el tope actual del Monotributo, como mecanismo para simplificar la transición y reducir los saltos entre categorías. El objetivo es unificar gradualmente el tratamiento fiscal de los contribuyentes que hoy operan en la parte alta del régimen simplificado.
Además, el documento plantea restablecer la figura del “responsable no inscripto” para profesionales que aportan a cajas previsionales propias, permitiendo emitir factura B sin otorgar crédito fiscal de IVA pero tributando Ganancias bajo el régimen general. Este esquema aplicaría solo a CUIT personales, con límites superiores al Monotributo tradicional: hasta tres veces la categoría máxima y hasta nueve empleados, frente a los tres permitidos actualmente.
Otro eje clave es la simplificación del régimen, eliminando parámetros como superficie, consumo eléctrico o alquileres, considerados “absurdos” en el documento. El sistema debería ser más claro, directo y fácil de cumplir, reduciendo la informalidad y la litigiosidad.
La reforma también se articula con otros cambios estructurales: una revisión del IVA, de Ganancias y de los regímenes de contribuciones, buscando un esquema tributario más simple, neutral y estable.
En síntesis, el documento propone un rediseño integral: menos categorías, más progresividad, un tránsito gradual hacia el régimen general y la creación de nuevos mecanismos intermedios que eviten que el Monotributo siga funcionando como un refugio fiscal para contribuyentes con capacidad económica mayor a la prevista originalmente.
1. Limitar el Monotributo a las categorías más bajas
Propone que el régimen simplificado quede reservado al Monotributo Social y categorías A, B y C, para evitar que sea utilizado como refugio fiscal por contribuyentes de mayor capacidad económica.
2. Crear un régimen de transición hacia el régimen general
Las provincias plantean la necesidad de un puente razonable que permita migrar gradualmente a los contribuyentes, evitando el “salto al vacío” entre Monotributo e IVA/Ganancias.
3. Simplificación extrema del régimen
Se propone eliminar parámetros como superficie, energía eléctrica, alquileres y otras variables que “no responden a la capacidad contributiva”. El sistema debe ser claro, simple y de fácil cumplimiento.
4. Evaluar alícuotas fijas
Cornejo menciona como alternativa un esquema de alícuota única (por ejemplo, 10%) sobre la facturación, hasta el tope del Monotributo, como mecanismo para una transición gradual.
1. Régimen puente con foco productivo
La UIA coincide en la necesidad de un régimen intermedio que evite distorsiones. Propone que la migración hacia el régimen general se complemente con incentivos a la formalización y a la inversión productiva.
2. Límite ampliado para el nuevo régimen especial
El documento sugiere un régimen para profesionales con un tope de hasta tres veces la categoría máxima del Monotributo y nueve empleados (el Monotributo actual permite hasta tres).
3. Eliminación de distorsiones fiscales
La UIA enfatiza que la transición debe complementarse con la revisión de Ingresos Brutos, contribuciones patronales y cargas que encarecen la formalización.
1. Restablecimiento del “Responsable No Inscripto”
Para profesionales con cajas previsionales propias, se propone volver a esta figura:
Es un régimen exclusivamente para CUIT personales.
2. Un régimen intermedio entre Monotributo y Responsable Inscripto
El objetivo es superar el encorsetamiento de profesionales que quedan atrapados en el Monotributo pese a generar valor agregado. El régimen alcanzaría a quienes:
3. Límites más altos y más empleados
El nuevo régimen admite ingresos hasta tres veces la categoría máxima del Monotributo y hasta nueve empleados.
4. Incentivos a la formalización y al crecimiento
Busca evitar el “enanismo fiscal” que penaliza el crecimiento profesional.
1. Reforma transversal del Monotributo
Ritondo respalda mantener el Monotributo solo para tramos bajos y avanzar hacia un régimen simplificado pero alineado con IVA y Ganancias.
2. Mayor progresividad del impuesto a la renta
Plantea que el impuesto personal debe alcanzar gradualmente a más contribuyentes, complementando la salida de las categorías altas del Monotributo.
3. Eliminación de exenciones y tratamientos diferenciales
Diputados propone un esquema que devuelva equidad al sistema y elimine privilegios fiscales.
4. Reforma integrada con lo laboral y previsional
Las modificaciones del Monotributo no deben discutirse de manera aislada: deben articularse con la reforma laboral y la del sistema previsional.
El documento del Consejo de Mayo muestra un consenso claro: el Monotributo debe ser acotado, simplificado y complementado con un régimen de transición, dejando de ser un sistema donde conviven realidades económicas muy dispares. El rediseño apunta a progresividad, formalización y menor distorsión, con propuestas específicas de provincias, industria, profesionales y legisladores.
En mi opinión, la necesidad de reformular el Monotributo ya no es solo una cuestión tributaria: es una cuestión estructural del sistema fiscal argentino. Hoy, un régimen pensado para la inclusión de trabajadores de muy baja capacidad económica terminó convirtiéndose en un refugio que distorsiona la competencia, desfinancia a la seguridad social y desalienta la formalización.
El sistema actual no refleja la verdadera capacidad contributiva de cientos de miles de contribuyentes. Las categorías elevadas del Monotributo, aun con actualizaciones periódicas, permiten que personas y actividades con niveles de ingreso significativos permanezcan dentro de un régimen ultra-simplificado que aporta muy poco a la recaudación y casi nada a la sostenibilidad previsional.
Por eso, crear un régimen intermedio simplificado de IVA y Ganancias es indispensable. Un sistema que:
Sin una transición clara, seguirán coexistiendo dos extremos: la informalidad contenida dentro del Monotributo y la sobrerregulación del régimen general. Este vacío es precisamente donde se produce la mayor pérdida de recaudación y donde se debilita el financiamiento previsional.
La Argentina necesita un régimen intermedio moderno, que reduzca evasión, mejore la registración, y sobre todo fortalezca los ingresos de la seguridad social como base de una futura reforma previsional sostenible. Cualquier rediscusión del sistema jubilatorio será incompleta si no se cierra antes esta grieta estructural en la tributación de autónomos y pequeños contribuyentes.