Nuevas tecnologías ¿limitan el desarrollo de la profesión o son aliadas indispensables?

Nuevas tecnologías ¿limitan el desarrollo de la profesión o son aliadas indispensables?

Ante el avance de AFIP de limitar nuestra libertad de evolucionar en nuestro trabajo de la mano de la tecnología ¿Qué implica esto para nosotros? ¿Qué podemos hacer al respecto? ¿Qué dice de nuestra profesión esta limitación?


Muchos de los que trabajamos en lo cotidiano en la profesión hemos encontrado en la tecnología una gran aliada para cuestiones operativas y de comunicación, por eso me gusta compartir esta experiencia con otros colegas y contarles las bonhomías de estas herramientas.

Aquellos que aún se reúsan a reconocer y acceder a la digitalización de procesos, y otros que consideran que, si ceden ante ello serán reemplazables en el corto tiempo, pues no, desmitifiquemos un poco esto y defendamos nuestro rol en la sociedad como profesionales de las ciencias económicas.

Hace pocos días un organismo intentaba limitar nuestra libertad de acceder a que evolucionemos en nuestro trabajo de la mano de la tecnología ¿Qué implica esto para nosotros? ¿Qué podemos hacer al respecto? ¿Qué dice de nuestra profesión esta limitación?

Recordemos que nuestro valor agregado y nuestro diferencial viene por desarrollar otras habilidades y competencias que jamás podrán imitar las máquinas … o si? Analicemos un poco y busquemos la transformación profesional desde la transformación digital.

No somos reemplazables

Uno de los primeros argumentos a esta aseveración es que la inteligencia artificial existente se desarrolla “ad hoc” a un propósito, “por dominios”, lo cual implica, por ejemplo, que “existen autos autónomos, pero un auto autónomo no puede manejar una moto” (Carlos Gershenson – Design and Control of Self-organizing Systems). Esto significa que, para que el ser humano sea reemplazado, se necesitarían una infinidad de máquinas con distintas habilidades, y no sólo una. Además, las funciones que realizan las máquinas resultan complementarias a las que realizan los seres humanos, por lo que no es apropiado verlas como en competencia. También se destaca que, en el contexto actual, confiar la toma de decisiones en los dispositivos móviles dirigidos por algoritmos impacta en la sociedad de dos formas: por un lado, se cree que se toman mejores decisiones por la capacidad que tienen las máquinas para procesar grandes cantidades de datos, pero por el otro, se disminuye la diversidad en las decisiones tomadas. Sin dudas, otros elementos como la cultura y el entorno en que una persona se desarrolla también establecen importantes diferencias con las máquinas.

Más allá de si una máquina puede reemplazar en tareas específicas a un humano, situación que se ha visto ya al menos en ciertas industrias, la inteligencia artificial implicaría el uso de dispositivos (máquinas) capaces de percibir su entorno y llevar a cabo acciones basadas en decisiones fundadas en procesos cognitivos similares a los que desarrolla el ser humano.

En la obra de Carlos Gershenson, también, se indica la perspectiva ética donde, por ejemplo, si una máquina cobra la relevancia de un humano, cabría la posibilidad de que éstas demanden también “derechos”. En esta idea se basa la película “El hombre bicentenario” (1999) donde el actor Robin Williams interpreta un robot que tiene sentimientos y logra lo declaren humano.

Estanislao Bachrach en su último libro, En el Limbo (2020), indica lo dificultoso de conocer las emociones de los seres humanos, lo engorroso de definirlas y, entonces, interpretar el cerebro humano. A este respecto, Gershenson considera que “la inteligencia artificial no sólo sirve para construir, sino también para tratar de entendernos a nosotros mismos”.

Retomando la afirmación inicial sobre si las máquinas reemplazarán a los humanos en un futuro próximo, se entiende que los artefactos que los seres humanos pueden crear, aumentan nuestras capacidades y se desarrolla una simbiosis en su coexistencia.

Por ejemplo, para nosotros como profesionales en Ciencias Económicas, ante problemáticas de un cliente, podemos observar situaciones a resolver bajo pericia de nuestra ciencia; hasta ahí podemos utilizar IA, pero el valor diferencial radica en que tenemos un cerebro dinámico (elástico), expresamos emociones, sentimientos y de allí la posibilidad de percibir lo que otro está vivenciando, y esto hace que podamos hacer hipótesis y desarrollar conclusiones para tomar decisiones con un marco mucho más complejo e integral que una maquina con IA, y esto se logra en la práctica profesional mediante la profundización de desarrollar HABILIDADES BLANDAS como ventaja competitiva.

La fuerza de las habilidades blandas

Hasta aquí tenemos un análisis sintético en torno a herramientas tecnológicas relacionadas con la ingeniería de software, programación y automatización que indudablemente son sumamente valoradas en el ámbito profesional, sin embargo, el mayor desafío de la transformación digital requiere también de personas con una sólida inteligencia emocional y fuerte capacidad para comunicarse de manera efectiva.

Las habilidades blandas son todas esas capacidades interpersonales que permite a las personas liderar equipos, comunicar efectivamente, gestionar el tiempo y trabajar de manera creativa, entre otras características.

La capacidad laboral basada en el conocimiento técnico es fundamental para el desarrollo exitoso de nuestra carrera profesional; sin embargo, no es la única, pues como sabemos, nuestra profesión es una ciencia meramente social, con lo cual siempre se trabaja con personas y para hacerlo de manera efectiva es necesario desarrollar nuestras habilidades blandas.

A medida que las tareas se automatizan y las responsabilidades de los puestos de trabajo evolucionan, las cualidades humanas se convierten en el nuevo elemento esencial para la fuerza de trabajo, por eso toman alta relevancia las habilidades blandas:

  • Liderazgo
  • Colaboración
  • Capacidad de adaptación
  • Proactividad en el aprendizaje
  • Gestión de recursos
  • Empatía

El mundo está mutando de la economía del conocimiento a la economía del autoconocimiento. En cada área de operaciones, la automatización y la robótica están rehaciendo la manera en la que se manejan las tareas tradicionales del día a día.

Sin embargo, las personas todavía tienen una ventaja competitiva dominante sobre la tecnología: la capacidad de entender a otras personas.

Expresar empatía, comunicarse con persuasión y buscar un terreno común permite acordar un plan de acción grupal y, lo que es más importante, sentirse colectivamente comprometidos en su éxito.

El nuevo lugar de trabajo exige una actualización de las antiguas habilidades laborales. El ritmo acelerado de la disrupción tecnológica, demográfica y socioeconómica está transformando las industrias y los modelos de negocio, cambiando las habilidades que los empleadores necesitan y acortando la vida útil de las destrezas existentes de los empleados en el proceso.

Podemos evaluar los modelos de negocio de consultoras o grandes firmas que han tenido éxito en su transformación digital, para adaptarla y personalizarla en nuestro propio modelo de negocio y cultura organizacional.

¿Qué piensas al respecto?

Luego de desarrollar este artículo, me doy cuenta de que es nuestro compromiso comunicar a toda la sociedad que la TECNOLOGIA no nos limita, que no somos rehenes, que no es una amenaza, que no nos reemplaza y reconocer que es una aliada. Entonces debemos apelar a la INNOVACION en el modo que brindamos nuestros servicios y les contamos al mundo quienes somos y todas las SOLUCIONES que brindamos a la comunidad y el ROL que venimos a desarrollar, que sin dudas traspasa cualquier aplicación, automatización y programa de gestión.

Por eso la tecnología no nos define, pero el hecho que nos limiten el acceso a ella limita a nuestra profesión la libertad de mejorar y crecer cada día para brindar servicios de excelencia.

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