El presidente Javier Milei aseguró que buscará consensos políticos y sociales para avanzar con una reforma laboral profunda, cuyo eje será “modernizar un régimen anacrónico” y abrir el mercado formal a los trabajadores informales.
Según explicó, el proyecto apunta a brindar “flexibilidad sin afectar derechos”, manteniendo los contratos actuales para quienes prefieran conservarlos, pero habilitando nuevas modalidades de empleo para los futuros ingresantes.
“No vamos por los derechos de nadie. Queremos que quienes están afuera puedan encontrar mecanismos acordados entre las partes para ingresar a la formalidad”, afirmó Milei.
El mandatario remarcó que la modernización laboral se complementará con una reforma tributaria orientada a bajar alícuotas de 20 impuestos y expandir la base imponible, con el fin de “liberar recursos al sector privado” y fomentar el crecimiento.
Uno de los puntos más novedosos —y también más polémicos— del proyecto es la creación del sistema de “salarios dinámicos”, un esquema que vincula la remuneración de los trabajadores con su productividad individual.
De acuerdo con el secretario de Trabajo, Julio Cordero, el objetivo es modernizar los convenios colectivos y adaptarlos a la realidad de cada empresa y región, estableciendo salarios que premien el desempeño y la eficiencia.
“Los convenios deberían tener una exigencia mínima basada en la empresa más desfavorecida en la zona más desfavorecida del país”, señaló Cordero. En la práctica, esto podría implicar una reducción de los pisos salariales y una mayor autonomía empresarial para definir aumentos.
Para el Gobierno, el sistema permitiría reducir costos laborales, fomentar el empleo formal y desligar parcialmente los sueldos de la inflación, vinculándolos a la productividad.
Sin embargo, los sindicatos advierten que este modelo podría derivar en una flexibilización encubierta. Según un análisis de Infogremiales, la propuesta “nivela hacia abajo los derechos y salarios”, transformando los actuales pisos convencionales en techos de negociación individual.
Además, al desvincular los sueldos de la inflación, el esquema podría acentuar la pérdida del poder adquisitivo, trasladando el riesgo económico al trabajador.
“El discurso oficial habla de premiar el esfuerzo, pero detrás del dinamismo puede esconderse una verdad más cruda: la del trabajador que vuelve a correr detrás de un salario que nunca alcanza”, concluye el medio especializado.
Milei reconoció que la implementación de estas medidas requerirá acuerdos con los gobernadores y el Congreso. “Ya tenemos los borradores de todas las reformas, ahora necesitamos consensos para sacarlas adelante”, expresó el presidente, quien aseguró que “dos tercios de los argentinos apoyan estas transformaciones”.
El proyecto se enmarca en el Pacto de Mayo y forma parte de una estrategia económica integral que también incluye la revisión del sistema previsional, aunque —según Milei— esa etapa solo podrá encararse “cuando se recomponga el mercado de trabajo”.
De este modo, el Gobierno apuesta a una reforma laboral de nueva generación, basada en flexibilizar sin precarizar, pero con un fuerte debate por delante sobre los “salarios dinámicos” y su impacto en las paritarias y la negociación colectiva.